Donde antes había objetos múltiples, libros, papeles, platos, adornos, ropa, camas y todo lo que puede haber dentro de una casa, ahora sólo hay pilas de cajas, en proceso de ser trasladadas al nuevo departamento al cual nos cambiamos, esperando experimentar el proceso inverso: cajas cerradas que se abren, objetos que toman su posición, espacio vacío que se llenará de colores, nuevo hogar que, entonces sí, será tomado por las flores.En el proceso de empaque y desempaque uno se va encontrando con historias perdidas en el tiempo, huellas que quedan escritas en hojas pretéritas, guardadas en rincones escondidos de la vieja casa. Cosas acumuladas, porque en ese momento -muchos años atrás- pensaste que alguna vez te servirían, que era bueno guardarlas, pero en realidad nunca volviste a mirar.
Así, por ejemplo, en una Agenda de 1997 que ya había olvidado veo las actividades anotadas para el miércoles 2 de julio:
- 10:30 hrs. Reunirme con el profesor Gustavo Cáceres de la Diego Portales para entregarle las notas de la ayudantía que hago de Desarrollo Organizacional.
- 15:30 hrs. Juntarme en la Dirección del Trabajo con Malva Espinosa para revisar los avances de un estudio sobre relaciones laborales en el que soy ayudante de investigación.
- 18:30 hrs. Control de embarazo de Andrea con su doctor, ya está en las últimas semanas, en cualquier momento puede ser.
- En la noche, revisar, hacer algunas correcciones y terminar unos capítulos del informe final del Taller de Titulación de Sociología con el Rafa.
Los días siguientes, todas las actividades que tenía anotadas aparecen borradas. Claro, al momento de planificarlas, no tenía idea que la Marifer nacería el jueves 3 de julio, sólo lo supimos en la consulta del doctor esa tarde, cuando nos dijo que Andrea ya estaba lista y que incluso podía ser esa misma noche...
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Imagen tomada prestada desde http://espadadedamocles.wordpress.com/2007/07/
