Sí, tratando de desbordar por la derecha, yo también pensé en definir el gesto de Patricio Nazario, en aquel ya lejano 3 de septiembre de 1989 sobre el césped del mítico Maracaná, como una metáfora de la conducta viril y altiva ante un enemigo -real o imaginario-, como tan bien lo sugiere Barril. O bien, encontrar allí la develación de un significado oculto en la humanidad desde sus albores, el de tener coraje frente a la autoridad, especialmente en circunstancias extremas.
Por otra parte, aunque alguna vez allá en mi primera juventud leí con gran detención e interés la tesis de Desmond Morris sobre el homo sapiens como una simple variante más de los primates, creo que jamás se me habría ocurrido aventurarme en una explicación etológica para explicar el comportamiento de un futbolista en la cancha “mais grande do mundo”, como sí se atreve con agudeza Shats.
Pero todo esto son sólo matices, discrepancias, diferencias de estilos y perspectivas que son naturales, propias de todo proceso de avance del conocimiento humano, como éste en el que estamos modestamente embarcados en este blog, a tres cabezas y seis manos.
Lo que de verdad me mantenía inquieto en lo más profundo de mi ser, era esta incapacidad de volver a escribir, de hilar dos, tres, cinco, seis, ochenta frases de manera medianamente coherente en un blog, más allá de la estrechez de 140 caracteres en un twitter, o de la volatilidad de un cambio de estado en facebook.
No es cosa sencilla sentarse a escribir después de casi cinco meses de abstinencia bloggera, después de este verdadero período de virginidad escritural (¿se puede recuperar la virginidad una vez perdida? al parecer sí, pero ese ya es tema para otra ocasión…)
Y cavilando en torno a este fenómeno, dí con el hilo que me condujo al eslabón perdido, a la clave secreta respecto del gesto que nos convoca hoy aquí. Yo mismo, después del entusiasmo inicial, le estuve haciendo un Pato Yañez durante varias semanas a mis estimados co-autores de este espacio virtual. Hay parte de la factura por el colon de Shats o las canas de Barril que deberá ser cargada a mi cuenta.
Pero no fue un Pato Yañez voluntario ni deseado, fueron las circunstancias. Mis socios del Trío no son mis enemigos ni tampoco una autoridad contra la cual me quiera rebelar. De allí entonces que mi conclusión es la siguiente: Patricio Nazario fue la encarnación de un impulso pre-civilizatorio, fue un ánima que viajó desde la piedra, al mono, al hombre, un verdadero rayo ancestral que cruzó años luz, atravesando épocas y estaciones hasta proyectarse en las bolas de Yañez.
Ese “Pato Yañez” originario es el que hay que rescatar y darle su espacio, para luego encausarlo como río desbordado que acaba disolviéndose en el mar de los tiempos (a propósito, qué bien desbordaba Pato Yañez -el hombre, no el gesto- por las puntas !).
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(Post publicado originalmente el 23 de Abril de 2009 en EL TRÍO, nuevo proyecto bloggero conjunto que hemos emprendido con Johny Shats y Daniel Barril)
"Nos moviliza la idea de recuperar un espacio para la reflexión, para la escritura larga y tendida, para la palabra puesta en común, para la discusión franca y el debate saludable. Serán tres las miradas para un mismo tema. Algunas veces seremos serios, otras para nada. Nuestra pulsión es escribir, que nos lean y nos comenten. Nada más y nada menos (por ahora…)".
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